La Generación Perdida

Se denomina así (generación perdida) a una serie de escritores norteamericanos que causaron impacto y escándalo en una sociedad dominada por toda clase de principios, ante la cual reaccionaron con violencia, adoptando una actitud independiente, de revuelta estética y social. Casi todos fueron periodistas y utilizaron una prosa cortada, sin retórica ni convencionalismos.

La novela norteamericana inmediatamente anterior a este grupo se movía aún en la huella del naturalismo de principio de siglo y estaba dominada por el costumbrismo regional o de clases (Sinclair Lewis), el documento de época o el realismo con toques de psicoanálisis y cierto vuelo poético (Sherwood Anderson). Después de la Primera Guerra Mundial, el regionalismo en la novela norteamericana no será ya la ingenua pintura optimista de costumbres provincianas.

El maquinismo, la experiencia de la guerra y la psicología de Freud van fraguando una literatura testimonial y agria de toda la realidad:

  • El «crack» económico de 1929 (Las uvas de la ira, de Steimbeck)
  • La reacción contra el heroismo oficial (La paga de los soldados, de Faulkner; 100% Historia de un patriota, de Upton Sinclair; Tres soldados, de John Dos Passos; Adiós a las armas, de Hemingway)
  • El problema de los negros (Intruso en el polvo, de Faulkner)
  • El problema de las grandes ciudades (Manhattan Transfer, de John Dos Passos)
  • Las tierras del sur americano serán el tema preferido de William Faulkner (Santuario, ¡Absalón, Absalón!, Sartoris, Mientras agobizo, etc.)

Así pues, esta generación se caracteriza ante todo por su desengaño vital, consecuencia de la Primera Guerra Mundial y por la crisis social a la que e conflicto da lugar. El distanciamiento analítico de su tiempo les lleva asimismo a la renovación de las técnicas empleadas para reflejar la desorientación de la época que les ha tocado vivir. En sus obras prestan atención preferente a lo material y concreto y amplían el repertorio de personajes tradicionales: vagabundos, borrachos, huelguistas, negros, víctimas todos de la fatalidad económica y social.

Pero si estos autores interesan por su carga testimonial, interesan, igualmente, por sus innovaciones formales, que son verdaderas aportaciones a la narrativa moderna.

Son las siguientes:

  1. El behaviorismo o método objetivo del comportamiento extremo
  2. Técnicas contrapuntísticas por las que presentan paralelamente varios asuntos o tiempos
  3. El perspectivismo múltiple, por el que la misma realidad se nos da a través de distintas versiones, en boca de diferentes personajes.
  4. La corriente de conciencia o monólogo interior llevado al extremo de lo caótico (Ejemplo culminante: El ruido y la furia de Faulkner)
  5. Las novelas de la «lost generation» denotan la influencia del cine y buscan sensaciones intensas con escasez de medios expresivos y a veces un matiz de ironía.

William Faulkner

William Faulkner (1897-1962)

Es el escritor más representativo de esta generación. En sus novelas, complejas y difíciles, se limita a presentar escenas inconexas, situando los personajes con el único y continuado recurso del diálogo. Sabe inyectar el realismo objetivista de un atmósfera alucinante, expresada con violenta vehemencia, que resalta lo absurdo y anormal con extraordinaria autenticidad en un lenguaje no exento de poesía.

En su obra, presenta un mundo turbulento y agresivo y retrata la decadencia de la plutocracia y el ascenso de la nueva clase comercial en los estados del Sur tras la guerra civil. Recurre frecuentemente al simbolismo. Las pasiones elementales que pinta recuerda el ambiente bíblico o la tragedia griega.

Tras una novela antibelicista sobre la guerra mundial (La paga de los soldados 1926), inicia la introspección en su mundo a través de un trasunto: la invención de una geografía ideal, el condado de Yoknapatawpha, capital Jefferson, donde moverá la terrible historia de sus criaturas, donde la decadencia de unas familias establecidas de antaño, se contrapone al ascenso de un nuevo clan sin tradición ni escrúpulos. Desde la etapa anterior a la Guerra de Secesión, los hechos se proyectan hasta el presente inmediato, haciendo de Yoknapatawpha un punto espacio temporal de resonancias míticas, cuya significación, trasciende sus estrechos límites.

Esta geografía, inventada sobre un terreno real e identificable, nos pone en la pista de un realismo potenciado adrede para que sirva en el plano de la ficción, sin, al mismo tiempo, perder el contacto con la tierra. Es el procedimiento que usarán más tarde García Márquez con Macondo o Juan Benet con Región.

Otras innovaciones de William Faulkner que serán habituales en la novela posterior son:

  1. El contar los sucesos en lugar de narrarlos, poniendo el relato en personajes comprometidos dentro de la acción.
  2. Ofrecer directamente los hechos, pero como si pasasen por el filtro de una conciencia; no hay narrador en apariencia, sí de hecho.
  3. Utilización del monólogo interior en su último grado para intentar un realismo absoluto, ya que sólo así puede describir en El ruido y la furia según Ernesto Sábato «la visión que tiene un idiota del mundo, de un ser para el cual el universo es un conglomerado de olores, visiones fugitivas y sabores: un universo contingente y caótico».
  4. Reproducción del confuso estado de semiinconsciencia con una prosa sin puntuación, a modo de Joyce, pero que Faulkner divulgará ampliamente.

Fuentes: Archivo Paéz (Proyecto de digitalización de materiales donados por Suso Páez) y enlaces pertenecientes a wikipedia para aquellos que deseen más información de los autores.

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